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1. EL ANTICRISTO
El retrato bíblico del Anticristo ha despertado mucho
interés no solamente en los círculos cristianos sino en la cultura secular, siendo
caldo de cultivo para películas de Hollywood y novelas fantásticas. El Anticristo
es el último villano, la suprema corporalización de todo el mal, elevado a la
mayor potencia.
El Nuevo Testamento nos pinta al Anticristo de manera
algo enigmática. Hay mucha confusión y debate sobre su papel y su naturaleza.
El término anti- que se utiliza
para describirle (o describirlo) puede significar tanto "contra" como
"en lugar de".
El Anticristo es alguien que no solo se opone a Cristo,
sino que procura usurpar el lugar que por derecho le corresponde a Cristo. Busca
sustituir a Cristo. El Anticristo, por lo tanto, es un falso Cristo, que
procura engañar a la gente haciéndole creer que él es el verdadero Cristo.
La identidad del Anticristo ha sido motivo de mucho
debate. ¿El Anticristo es una persona, un poder o una institución? ¿El Anticristo
es una figura religiosa o política, o ambas? ¿Hay un solo Anticristo, o varios?
El Anticristo ha sido identificado con el tiempo por los cristianos como una
persona particular en la historia, como Nerón, Hitler, Mussolini, para nombrar
algunos pocos. Muchos protestantes han identificado al papado de Roma como la
institución del anticristo, mientras que otros piensan que el Anticristo se
trata de una figura o poder que todavía no ha sido revelado.
Juan nos habla de "muchos anticristos" (1 Juan
2:18) y del "espíritu del Anticristo" que "ya está en el
mundo" (1 Juan 4:3).
A partir de esto podemos concluir que durante el período
comprendido entre la época apostólica y el regreso de Cristo habrá varias
manifestaciones del anticristo, al menos en espíritu y en poder.
El apóstol Pablo nos señala que una manifestación
especial del anticristo aparecerá antes de la segunda venida de Cristo. Este "hombre
de pecado" vendrá de acuerdo con la obra de Satanás y tendrá su sello de poder en "el
templo de Dios" (2 Tesalonicenses 2: 1-12). Algunos creen que esto solo
puede ocurrir si se restaura la adoración en el templo en la nación de Israel,
otros lo interpretan como una referencia a una aparición dentro del
"templo" del Nuevo Testamento, la iglesia cristiana.
La venida del Anticristo está relacionada con una gran
apostasía de la iglesia. Posiblemente se considere una alianza entre el gobierno
secular y las instituciones
religiosas. La meta del Anticristo es luchar contra el pueblo de Dios y buscar la destrucción de Cristo y de su reino. La Biblia nos asegura que,
sin embargo, a pesar del tremendo poder e influencia del Anticristo, su
derrota, su juicio, y su perdición están
asegurados. En última instancia, no es un contendiente para el Cristo vivo y verdadero.
RESUMEN
1. El Anticristo trabaja "contra" y "en lugar de" Cristo.
2. El Anticristo se ha manifestado a lo largo de la
historia de la iglesia en distintas personas e instituciones.
3. La Biblia predice una manifestación especial del
Anticristo con un poder e influencia extraordinarios en los postreros tiempos.
4. El Anticristo será derrotado por Cristo.
PASAJES BÍBLICOS PARA LA REFLEXIÓN
2 Tesalonicenses 2:1-12, 1 Juan 2:18-23, 1 Juan 4:1-6, 2
Juan 1:7.
2. LA SEGUNDA VENIDA DE CRISTO
La iglesia de todas las épocas ha anticipado con gozo la
segunda venida prometida de Cristo. Así como su primera venida aseguró nuestra
redención, su segunda venida es la esperanza bendita de la iglesia para la
consumación de su reino.
La palabra del Nuevo Testamento más utilizada para
señalar la segunda venida de Cristo es Parusía.
La Parusía se refiere a la "aparición", la
"manifestación", o la "venida" de Jesús en gloria al
cumplirse el tiempo. Se refiere a la expectativa de la iglesia sobre la segunda
venida o el segundo advenimiento de Cristo.
La Biblia nos enseña que la venida de Jesús será personal
y visible. Aunque su venida será con
poder, incluirá más que una visitación de su poder. Incluirá su propia persona. Su
venida no será ni secreta ni
invisible. Su aparición será acompañada de nubes de gloria así como su partida en la ascensión.
Habrá un despliegue
celestial de aclamación, acompañado por la voz de un arcángel.
En la venida de Cristo, la iglesia experimentará un
arrebatamiento será arrebatada en el aire para encontrarse con Cristo cuando
venga. La teología de la Reforma enseña que el arrebatamiento no será secreto
sino público y manifiesto. Su propósito no es llevarse a los escogidos por un
tiempo mientras que Cristo regresa para una segunda "Segunda Venida".
El propósito del arrebatamiento es permitirles a los santos encontrarse con
Jesús en el aire cuando vuelva y ser incluidos como su séquito durante su descenso
triunfal desde el cielo. Su venida de esta manera será asistida por la
resurrección general, el juicio final, y el fin del mundo.
Los cristianos de cada generación son llamados a ser
vigilantes mientras permanecen en vela esperando la Parusía, para que su venida
no los tome por sorpresa, como un ladrón en la noche.
También se nos anima a recordar esta manifestación futura
maravillosa para alentarnos en nuestro trabajo presente.
Nadie sabe ni el día ni la hora de la venida de Cristo.
Muchas personas han tratado de calcular la hora, solo para avergonzarse del fracaso
de sus predicciones específicas. El llamado de la Escritura es a permanecer
vigilantes. Debemos velar por los signos de su proximidad. Aunque Cristo se ha
demorado por siglos, haciendo que la esperanza de muchos se desvaneciera, cada
día que pasa nos acerca a su venida tan esperada.
RESUMEN
1. La iglesia tiene la certeza de la venida prometida de
Cristo.
2. La Parusía de Cristo será personal y visible.
3. Cristo vendrá como partió en su ascensión -en una nube
de gloria.
4. La iglesia se encontrará con Cristo para acompañarlo en
su reentrada triunfal a la tierra.
5. La iglesia debe estar vigilante, velando por la venida
de Cristo, pero evitando caer en la tontería de predicciones dogmáticas sobre
el día y la horade su venida.
PASAJES BÍBLICOS PARA LA REFLEXIÓN
Mateo 24:1-25:46, Mateo 26:64, Lucas 21:5-36, Hechos
1:4-11, 1 Tesalonicenses 4:13-5:11, Tito 2:11-14.
3. EL REINO DE DIOS
La historia mundial ha sido testigo de múltiples formas
divergentes de gobierno. Las formas más comunes han sido las dictaduras basadas
en el poderío militar, las repúblicas gobernadas por la ley, las democracias
gobernadas por el voto de la mayoría, y dos tipos de monarquía -las monarquías constitucionales
(en las que el poder del monarca tiene límites) y las monarquías absolutas (en las
que la palabra del monarca es la ley).
El reino de Dios es una monarquía absoluta. Dios no tiene
ninguna constitución externa que lo limite. No busca el consentimiento de los
gobernados para ejercer su dominio sobre ellos. No está limitado por referendos
ni por el voto de la mayoría. Su palabra es la ley; su gobierno es
absolutamente soberano.
En cualquier monarquía, las virtudes del honor y la
lealtad al trono son extremadamente importantes. No hay ninguna monarquía donde
estos elementos sean más vitales que en el reino de Dios. No obstante esto, el
pecado principal de la raza humana se funda en nuestra negación a honrar a Dios
como Dios (Romanos 1:21) y en nuestra deslealtad hacia el Rey de Reyes.
El tema del reino de Dios es un motivo central que como
un hilo atraviesa el Antiguo y el Nuevo Testamento. El tema pone el acento
sobre el reinado de Dios sobre su pueblo. El Mesías que viene es anunciado como
el Rey ungido de Dios que ocupará el trono en el cielo como el Rey de Reyes y
el Señor de Señores.
El Antiguo Testamento apunta al reino como aconteciendo
en el futuro. El Nuevo Testamento comienza con el anuncio de Juan el Bautista
diciendo que "el reino de los cielos se ha acercado" (Mateo 3:2). La
situación histórica es descrita con imágenes como que "el hacha está
puesta a la raíz de los árboles" (Mateo 3:10) y que "su aventador
está en su mano, y limpiará su era" (Mateo 3:12), lo que está indicando
una proximidad radical. Fue la entrada a la historia del reino de Dios lo que
el evangelio del Nuevo Testamento estaba anunciando. El mensaje de Juan de que
"el Rey ya viene" estaba señalando la urgencia de los tiempos.
El acento de la propia predicación de Jesús también está puesto
sobre el anuncio del evangelio del reino. Declara que el reino ha venido con poder y que está en medio
de su pueblo. En su ascensión, Jesús les ordenó a sus discípulos que fuesen sus testigos en el
mundo. Deben testificar el reino de Jesús como el Rey de Reyes. La posición presente
de Jesús como Rey cósmico es invisible. El mundo ignora su soberanía o la
niega.
La tarea de la iglesia es dar testimonio visible de este
reino invisible. Jesús inauguró el reino de Dios. Ya ha ocupado su trono en el
cielo. Pero es como si fuera un rey en el exilio, con unos pocos sujetos
leales. Cuando regrese, consumará plenamente su reinado.
El Nuevo Testamento nos está indicando que el reino de
Dios es tanto presente como futuro. Existe un "ya" y un "todavía
no" en este reino. Ambos aspectos deben ser entendidos y aceptados por los
cristianos. Considerar al reino como totalmente realizado o como un
acontecimiento completamente futuro es violar el mensaje del Nuevo Testamento.
Servimos a un Rey que ya ha ocupado su trono. Sin embargo, aguardamos su regreso
triunfal en gloria, cuando toda rodilla se doblará delante de Él.
RESUMEN
1. El reino de Dios es un gobierno absoluto.
2. El tema del reino de Dios vincula el Antiguo con el
Nuevo Testamento.
3. El Nuevo Testamento anuncia la inauguración del reino de
Dios con la aparición de Jesús y su subsiguiente ocupación del trono.
4. El reino de Dios ya existe en la actualidad pero se
consumará plenamente con su gloriosa venida.
PASAJES BÍBLICOS PARA LA REFLEXIÓN
Salmo 10:16-18, Salmo 22:27-31, Daniel 2:44, Juan 18:36, Hebreos
1:8-14.
4. EL CIELO
Una canción popular dice: "Esto es el cielo. cuando
estoy contigo". Sin duda que es una bendición estar en comunión próxima con
un ser amado. Pero de la misma manera que no hay ninguna situación sobre esta
tierra que pueda ser comparada con la miseria del infierno, tampoco hay ningún
gozo terrenal que pueda servir para hacer una analogía adecuada de las
maravillas del cielo.
De la misma manera que nos encontramos con imágenes bíblicas
espantosas para el infierno, así nos encontramos con imágenes bíblicas ricas y
prometedoras para el cielo. Se lo asemeja a un paraíso, al seno de Abraham, a
una ciudad gloriosa descendiendo desde el cielo. Se describe la Nueva Jerusalén
como teniendo calles de oro, un lugar donde las paredes están cubiertas de piedras
preciosas, y es el lugar del gozo perpetuo que no tendrá fin.
Lo que más llama
la atención sobre el cielo es además lo que está ausente de él. No habrá: (1) lágrimas, (2)
tristeza, (3) muerte, (4) dolor, (5) oscuridad, (6) impíos, (7) pecado, (8) templos, (9) el solo la luna, (10)
la maldición por el pecado de Adán (véase Génesis 3:14-19).
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Entre las cosas
que estarán presentes se incluyen: (1) los santos, (2) el río del agua de la vida, (3) la fruta que sana, (4)
el Cordero de Dios, (5) la
adoración, (6) el banquete de
bodas entre el Cordero y su esposa, (7)
la cara descubierta de Dios, y: (8)
el sol de la justicia.
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El cielo es allí donde está Cristo. Es el estado de
eterna felicidad de la comunión con el Dios-hombre. Jonathan Edwards, al tratar
de expresar el gozo que los creyentes encontrarán en el cielo escribe que los
santos nadarán en el océano del amor, estarán inmersos por los rayos del amor
divino, infinitamente brillantes, y infinitamente tiernos y dulces; eternamente
recibiendo la luz, eternamente llenos de la luz, y eternamente rodeados por ella,
y por siempre reflejándola hacia la fuente de la luz.
Si bien los santos se han de regocijar en la comunión con
su Dios y Salvador, no hay ningún motivo para creer que no se reconocerán entre
sí ni tendrán comunión con los santos que conocieron sobre esta tierra. El
cielo es la morada de todo lo bueno.
Habrá grados de bendición en el cielo. Pablo utiliza una metáfora
de estrellas de distinto brillo iluminando el mismo cielo para describir esto.
No obstante, es necesario aclarar algunos puntos a este respecto.
EN PRIMER LUGAR,
todas las estrellas brillarán. Es decir, no habrá tristeza en el cielo. Todos
los que estén allí serán bendecidos mucho más que lo que nos podemos imaginar.
EN SEGUNDO LUGAR, la
obra expiatoria de Cristo tiene la misma eficacia salvífica para todos los santos.
POR ÚLTIMO, las
"obras" del creyente, que le "merecerán" mayor o menor
bendición, no son buenas en sí mismas. Más bien es la complacencia soberana de Dios
considerar estas obras como meritorias. Lo hace solamente por amor a Cristo.
Mientras que el horror más grande del infierno es la eternidad, uno de nuestros
gozos más grandes en el cielo es la seguridad de que no terminará jamás. El
último enemigo, la muerte, no será más. Lucas 20:34-38 le asegura al creyente
que el premio del cielo es sempiterno.
El gozo más elevado del cielo será la visión beatífica,
ver el rostro de Dios. Este gozo inefable, sin embargo, nos llegará a través de
los ojos del alma. Dios es espíritu, y los escogidos lo han de ver en espíritu.
Este es el premio, ganado por Cristo, disfrutado por sus hijos.
RESUMEN
1. El cielo incluirá la ausencia de todo lo que trae dolor
y muerte.
2. El cielo será un lugar sin pecado y sin las consecuencias del pecado.
3. El cielo será un lugar donde los creyentes disfrutarán
la presencia inmediata de Cristo.
4. El cielo incluirá la visión beatífica, la gloriosa
experiencia de contemplar el rostro de Dios, algo que no es posible en esta vida.
5. El cielo será un lugar para disfrutar las recompensas de
Dios para siempre.
6. Ningún conocimiento o experiencia sobre esta tierra
podrá empañar la plenitud del gozo que experimentaremos en el cielo.
PASAJES BÍBLICOS PARA LA REFLEXIÓN
1 Corintios 15:50-57, 2 Corintios 5:1-8, 1 Pedro 1:3-9, Apocalipsis
21-22.
5. LA VISIÓN BEATÍFICA
Hay un cuento sobre un pequeño niño que luchaba con la idea de
Dios que estaba aprendiendo de sus padres. Lo que le molestaba más era que se
le decía que Dios era invisible. ¿Cómo podía adorar y servir a un Dios que no podía ver? Ya era consciente de la máxima "Ojo
que no ve, corazón que no siente". Frustrado por la teología de un Dios invisible, exclamó: "¡Quiero un Dios que tenga piel!"
Es probable que el deseo de un Dios que tenga piel sea uno de los factores que impulsa a
la humanidad a adorar a los ídolos.
Los ídolos de piedra o de madera, aunque son sordos y
mudos y sin ningún poder para ayudarnos, al menos son visibles. Son un sustituto diseñado para satisfacer el anhelo de nuestros
ojos por la majestad de Dios.
Pablo escribió que la humanidad es culpable de cambiar
"la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible"
(Romanos 1:23), y de cambiar "la verdad de Dios por la mentira, honrando y
dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los
siglos. Amén" (Romanos 1:25).
Hasta los discípulos expresaron un deseo de ver el rostro de Dios directamente. También
ellos estaban sufriendo por la invisibilidad elusiva de Dios. Cuando Jesús se
encontró con sus discípulos para la última Cena en el aposento alto, Felipe le
dijo: "Señor, muéstranos al Padre, y nos basta" (Juan 14:8). Felipe habló
por cada creyente. Podríamos lograr nuestra satisfacción con un atisbo del rostro descubierto de Dios. Verlo en su
esplendor santo ya sería suficiente. Satisfacerla nuestra alma y calmaría nuestro
espíritu atribulado.
Si Jesús alguna vez expresó fastidio o ansiedad con las preguntas
de sus discípulos, fue con respecto a este pedido.
Contestó: "¿Tanto tiempo hace que estoy con
vosotros, y no has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al
Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos al Padre?" (Juan 14:9).
Al comienzo de su ministerio sobre esta tierra, Jesús
había predicado el Sermón del Monte, comenzando por las Bienaventuranzas.
Allí había pronunciado su bendición sobre los puros de corazón,
y les había prometido que ellos verían a Dios. Sin duda que para aquellos que
ansían ver a aquel que es el objeto supremo de nuestra adoración y amor, representa
una carga que Dios no pueda ser visto hoy en su gloria y que permanezca
invisible a los ojos. Desde el momento en que Dios cerró el acceso al Paraíso con
un ángel blandiendo una espada de fuego, ha sido el mandato de Dios que ningún
ser humano podría verlo al descubierto. Dios le respondió incluso a Moisés, que
le pidió ver la gloria descubierta de Dios: "Mas no se verá mi
rostro" (Éxodo 33:23).
Sin embargo, los redimidos esperan ansiosos el momento cuando
podrán ver a través del velo y contemplar directamente la pureza del esplendor
de Dios. El motivo por el cual ahora no la podemos ver no se debe a ninguna
deficiencia de nuestros ojos, sino a la falta de pureza de nuestros corazones.
Cuando seamos glorificados en el cielo y nuestros corazones hayan sido purifica
dos podremos disfrutar el gozo inefable de contemplarlo como Él es gloria.
La visión beatífica lleva este nombre porque es la
promesa de la visión de Dios, promesa que constituye la máxima bendición al alma
humana. La bendición más importante de Israel era: "Jehová te bendiga, y
te guarde; Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti
misericordia; Jehová alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz" (Números
6:24-26).
Juan nos promete que si bien el misterio rodea mucho de
lo que nos espera en el cielo, de esto podemos estar seguros: que "seremos
semejantes a él, porque le veremos tal como él es puro" (l Juan 3:2).
Esta promesa nos está asegurando que en el cielo Dios se
nos manifestará de una forma que es más que una teofanía (una manifestación
externa de la gloria de Dios, como en el caso de.la zarza ardiendo). La visión
trascenderá la visión de la zarza ardiendo o la columna de nube conduciendo al
pueblo. Veremos más que una representación externa o una imagen reflejada. Lo
veremos "como él es". Podremos, de algún modo, ojear su misma esencia.
No habrá ninguna necesidad de piel.
RESUMEN
1. La invisibilidad de Dios es con frecuencia causa para
los actos humanos de idolatría.
2. Cristo manifestó la imagen perfecta de Dios; verlo a Él
es verlo al Padre.
3. La visión de Dios ha sido prometida para los puros de
corazón.
4. Ningún mortal puede ver el rostro de Dios hasta que
seamos purificados en el cielo.
5. La visión futura de Dios es llamada "beatífica"
porque inundará nuestras almas con bendición.
PASAJES BÍBLICOS PARA LA REFLEXIÓN
Éxodo 32: 1-33:23, Números 6:24-26, Mateo 5:8, Juan 14: 1-11, Apocalipsis 22: 1-5.
6. EL INFIERNO
Frecuentemente hemos escuchado afirmaciones tales como
"La guerra es un infierno" o "Pasé por un infierno". Estas
expresiones, por supuesto, no deben ser tomadas en un sentido literal. Más bien
están reflejando nuestra tendencia a utilizar la palabra infierno como un término descriptivo
de la experiencia humana más espantosa. Sin embargo, no hay ninguna experiencia
humana en este mundo que pueda compararse con el infierno. Si tratamos de imaginar
el sufrimiento más atroz aquí y ahora, nuestra imaginación todavía no habrá
alcanzado la realidad espantosa del infierno.
El infierno es considerado algo trivial cuando se lo
utiliza en expresiones soeces. El utilizar esta palabra con ligereza puede ser un
tibio intento humano de considerar el concepto con ligereza o de una manera
entretenida. Solemos burlarnos de las cosas que más temor nos causan como un esfuerzo
fútil para quitarles las garras y los colmillos, reduciendo así su poder
amenazador.
No hay ningún concepto bíblico más horrendo ni más
aterrador que la idea del infierno. Es tan poco popular que muy pocos creerían
en este concepto si no fuera que nos viene de las propias enseñanzas de Cristo.
Casi toda la enseñanza bíblica sobre el infierno nos
viene de labios de Jesús. Es en esta doctrina, más que en ninguna otra, donde
se pone más a prueba la lealtad del cristiano a la enseñanza de Cristo. Los
cristianos modernos han hecho muchos esfuerzos para minimizar el infierno de
manera de eludirlo o de suavizar la enseñanza de Jesús.
La Biblia nos describe al infierno como un lugar de
oscuridad, un lago de fuego, un lugar de llanto y de crujir de dientes, un
lugar de eterna separación de las bendiciones de Dios, una prisión, un lugar de
tormento donde el gusano no morirá jamás. Estas imágenes tan gráficas del
castigo eterno nos llevan a preguntarnos: ¿Debemos tomar estas descripciones
literalmente o son solo símbolos?
Yo sospecho que se tratan de símbolos, pero eso no es
ningún alivio. No debemos pensar que son simplemente
símbolos. Es muy probable que el pecador en el infierno prefiera un lago
literalmente de fuego como su morada eterna que la realidad del infierno representada
en la imagen del lago de fuego. Si estas imágenes son símbolos, entonces
debemos concluir que la realidad es peor que lo que el símbolo sugiere.
La función de los símbolos es señalar algo más allá de
ellos, hacia un estado más intenso que el contenido del símbolo. No puede servir de ningún consuelo
para aquellos que los consideran simplemente como símbolos el que Jesús haya utilizado
los símbolos más espantosos que sea posible imaginar.
Un suspiro de alivio parece escucharse cuando alguien
declara: "El infierno es el símbolo de la eterna separación de Dios".
Ser separado de Dios por la eternidad no representa una gran amenaza para la
persona impenitente. Los impíos no quieren otra cosa que estar separados de
Dios. El problema que tendrán en el infierno no será la separación de Dios,
será la presencia de Dios lo que los atormentará. En el infierno, Dios estará
presente en la plenitud de su ira divina. Estará allí para ejercer su justo
castigo sobre los malditos. Lo conocerán entonces como el fuego consumidor.
De cualquier modo que analicemos el concepto del infierno
siempre termina siendo un lugar de crueldad y de castigo. Sin embargo, si es
que hay algún consuelo en el concepto del infierno es la plena seguridad que no
habrá crueldad allí. Es imposible que Dios sea cruel. La crueldad implica infligir
un castigo que sea más severo o más duro que el crimen. La crueldad está en la
esencia misma de la injusticia. Dios es incapaz de infligir un castigo injusto.
El Juez de todo el mundo sin duda hará lo que es el bien.
Ninguna persona inocente sufrirá bajo su mano. Posiblemente
el aspecto más aterrador del infierno es su eternidad. Las personas pueden soportar
la más angustiante de las agonías siempre y cuando sepan que en algún momento
ha de terminar. En el infierno esta esperanza no existirá. La Biblia nos enseña
con claridad que el castigo ha de ser eterno. Se utiliza la misma palabra para referirse
a la vida eterna y la muerte eterna.
El castigo implica dolor. La aniquilación, que algunos
han postulado, no implica dolor. Jonathan Edwards, al predicar sobre Apocalipsis
6:15-16 dijo: "Los hombres malvados de aquí en más desearán con todas sus
fuerzas convertirse en nada y dejar de ser para poder escapar de la ira de
Dios".
El infierno, entonces, es una eternidad frente a la ira
de Dios, justa y siempre ardiendo; un tormento en el sufrimiento, del cual no
hay escapatoria posible ni alivio. Comprender esto es crucial para apreciar la
obra de Cristo y para predicar su evangelio.
RESUMEN
1. El sufrimiento en el infierno no es comparable a ninguna
experiencia de miseria que podamos hallar en esta tierra.
2. El infierno fue incluido con claridad en la enseñanza de
Jesús.
3. Si las descripciones bíblicas del infierno son símbolos,
entonces la realidad será peor que los símbolos.
4. El infierno es la presencia
de Dios en su ira y en su juicio.
5. No hay crueldad en el infierno. El infierno será un
lugar de perfecta justicia.
6. El infierno es eterno. No hay ninguna escapatoria ni por
el arrepentimiento ni por la aniquilación.
PASAJES BÍBLICOS PARA LA REFLEXIÓN
Mateo 8:11-12, Marcos 9:42-48, Lucas 16:19-31, Judas
1:3-13, Apocalipsis 20: 11-15.
7. LA
RESURRECCION, EL JUICIO FINAL Y EL ESTADO ETERNO
LA RESURRECCIÓN
La Escritura enseña que a la vuelta de Cristo los muertos
resucitarán. El Antiguo Testamento habla claramente de ello en Isaías 25:19 y
Dan 12:2. El Nuevo Testamento contiene más abundante prueba de esta doctrina,
Juan 5:25-29; 20-39, 40, 44; 11:24,25; 1.a Cor. 15; 1.a Tes. 13-17; Rev. 20:13.
EL CARÁCTER DE LA RESURRECCIÓN
La Escritura nos enseña a esperar una resurrección corporal, similar
a la resurrección de Cristo. La redención en Cristo incluye el cuerpo, Rom.
8:23; 1.a Cor. 6:13-20. Esta clase de resurrección es enseñada claramente en
1.a Cor. 15; Rom. 8:11. Incluirá tanto a los justos como a los impíos; pero
solamente para los primeros será un acto de liberación y de gloria. Para los
últimos la reunión de alma y cuerpo tendrá como resultado el castigo de la
muerte eterna.
EL TIEMPO DE LA RESURRECCIÓN
Según la Escritura la resurrección general coincidirá con la
vuelta de Cristo y el fin del mundo y tendrá lugar inmediatamente antes del
Juicio Final, Juan 5 :27-29; 6 :39, 40, 44, 54; 11 :24; 1.a Cor. 15:23; Fil.
3:20, 21; Rev. 20:11-15. Los pre-Milenarios enseñan que tendrá lugar una doble
resurrección: la primera de los justos a la vuelta de Cristo, y la de los
injustos mil años después, al fin del mundo. Pero la Biblia habla de ambas
resurrecciones en una sola palabra, Dan. 12:12; Juan 5:28, 29; Hechos 24:15.
Conecta el juicio de los malos con la venida de Cristo, 2.a Tes. 7:10, y coloca
la resurrección de los justos en el último día Juan 6:39, 40, 44, 54; 11:24.
EL JUICIO FINAL
La doctrina de la resurrección nos trae directamente al juicio
final. La Biblia habla de la venida de este juicio en términos que no ofrecen
duda, Salmo 96:31; 98:9; Ec. 3: 17; 12:24;
Mat. 25: 31-46 Rom. 2:5-10; 2.a Cor. 5:10; 2.a Tim. 4: 1; V Pedro 4:5; Rev. 20:
11-14.
EL JUICIO Y SUS OFICIALES
Cristo como mediador será el juez, Mateo 25:31, 32 Juan 5:27;
Hechos 10:42, 17:31; Fil. 2:10; V Tim. 4:1. Este honor es conferido a Cristo
como recompensa por su obra redentora. Los ángeles serán sus ayudantes, Mat. 13:
41, 42; 24-31; 25: 31, y los santos tendrán también una participación en Su
obra judicial, 1 Cor. 6:2, 2; Rev. 20: 4.
QUIÉNES SERÁN JUZGADOS
Según la Escritura es evidente que cada individuo de la raza
humana tendrá que aparecer ante el Trono del Juicio. Ec1es. 12:14; Mat. 12:36, 37; 25:32;
Rom. 14:10; 2.a
Cor. 5:10 Rev. 20:14. Algunos piensan que los
justos serán exceptuados, pero esto es contrario a Mat. 13:30, 40-43, 49:
25:31-36; 2." Cor. 5:10. Se dice bien claramente que los demonios también
serán juzgados. Mat. 8:29; La Cor. 6:3; 2.a Pedro 2:4; Judas 6.
EL TIEMPO DEL JUICIO
El juicio final será naturalmente al fin del mundo y seguirá de Un
modo inmediato a la resurrección de los muertos Juan. 5:28,29; Rev. 20: 12,13.
La duración del juicio no puede ser determinada. La Biblia habla del «día del
juicio» pero esto no significa necesariamente que será un día de 24 horas. Ni
tampoco hay base para asegurar con los pre-Milenarios que será un día de mil
años.
LA NORMA DEL JUICIO
La regla por la cual serán juzgados los santos y los pecadores
será sin duda la voluntad revelada de Dios. Los gentiles serán juzgados por la
ley natural revelada en sus conciencias; los judíos por la revelación del
Antiguo Testamento, y los que han tenido acceso a la más plena revelación del
Evangelio serán juzgados por su luz. Rom. 12:2; Dios dará a cada uno su
merecido.
EL ESTADO ETERNO
El juicio final tendrá como propósito manifestar y fijar
claramente el estado final de cada persona.
LA CONDICIÓN FINAL DE LOS IMPÍOS
Los malos serán consignados a un lugar de castigo llamado
«infierno». Algunos niegan que el infierno sea un lugar y lo consideran
meramente como una condición, pero la Biblia emplea términos de carácter local
al describirlo. Nos habla por ejemplo, de un «horno de fuego» Mat. 13: 42, de
un «lago de fuego» Rev. 20:14-15 y de una «prisión» 1." Pedro 3:19. Y todo
esto son términos de carácter local.
En este lugar los impíos estarán totalmente privados del favor
divino, experimentarán una vida de turbación sin fin, sufrirán penas positivas
en cuerpo y alma y estarán sujetos a los remordimientos de conciencia, angustia
y desesperación, Mat. 8:12-13; Marc. 9: 47, 48; Luc. 16:23,28; Rev. 14:10;
21-8. Habrá grados en su castigo Mat. 11:22-24; Luc. 12:47,48; 20: 47. Es
evidente que su castigo será eterno.
Algunos niegan esto porque las palabras originales que se traducen
«Eterno» y para «siempre» pueden significar simplemente un largo período de
tiempo. Sin embargo este no es el significado corriente de tales palabras, y no
hay razón para pensar que tengan tal significado al ser aplicados al castigo
futuro de 108 malos. Además se usan otros términos que confirman la idea de castigo
sin fin, Marc. 9:43,48; Luc. 16:25.
EL ESTADO FINAL DE LOS JUSTOS
El estado final de los creyentes, será precedido por la
desaparición del mundo presente y el establecimiento de una nueva creación. No
será una nueva creación en el sentido estricto de la palabra, sino más bien una
renovación de la creación presente. Sal. 102: 26,27; Heb. 12:26-28. El Cielo
será la morada eterna de los creyentes. Algunos piensan que el Cielo es
simplemente una condición, pero la Biblia lo presenta claramente como un lugar.
Juan 14:2; Mat. 22:12, 13; 25.10-12. Los justos empero no heredarán tan
solamente el Cielo, sino la nueva creación entera, Mat. 5:5; Rev. 21:1-3.
El premio de los justos es descrito como «vida eterna» lo cual significa
no solamente vida sin fin, sino vida en toda su plenitud, sin ninguna de las imperfecciones
y trastornos de la existencia presente. Esta plenitud de vida será gozada en
comunión con Dios que es realmente la esencia de la vida eterna. Rev. 21:3. Aun
cuando todos gozarán perfecta bendición habrá también grados en los goces del
cielo. Dan. 12:3; 2.a Cor. 9,6.
TEXTOS PARA APRENDER DE MEMORIA
UNA RESURRECCIÓN GENERAL
1. Dan. 12:2. «Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra
serán despertados, unos para vida eterna y otros para vergüenza y confusión perpetua».
2. Juan. 5:28-29. «N o os maravilléis de esto, porque vendrá hora
cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz y los que hicieron
bien saldrán a resurrección de vida, mas los que hicieron mal a resurrección de
condenación».
3. Hechos. 24: 15. «Teniendo esperanza en Dios que ha de haber
resurrección de los muertos, así de justos como de injustos, la cual también
ellos esperan».
UNA RESURRECCIÓN CORPORAL
1. Rom. 8:11. «Y si el espíritu de Aquél que levantó de los muertos
a Jesús mora en vosotros, el que levantó a Cristo Jesús de los muertos
vivificará también vuestros cuerpos mortales por su espíritu que mora en
vosotros».
2. 1 Cor. 15:35. «Pero dirán algunos: ¿Cómo resucitarán los muertos?
¿Con qué cuerpo vendrán? verso 44. Se siembra cuerpo animal, resucitará
espiritual cuerpo».
LA RESURRECCIÓN EN EL ÚLTIMO DÍA, O SEA A LA VENIDA DE
CRISTO
1. 1 Cor. 15:22-23. «Porque así como en Adán todos mueren, así
también en Cristo todos serán vivificados, mas cada uno en su orden, Cristo las
primicias, luego los que son de Cristo en su venida».
2. 1a Tes. 4:16. «Pues el mismo Señor, descenderá del Cielo con
aclamación, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, y los muertos en Cristo
resucitarán primero».
3. Juan. 6:40. «y esta es la voluntad del que me ha enviado: que
todo aquel que ve al hijo y cree en El, tenga vida eterna y yo le resucitaré en
el día postrero».
EL JUICIO FINAL CON CRISTO COMO JUEZ
1. 2 Cor. 5.10. «Porque es menester que todos nosotros parezcamos
ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que hubiere hecho
por medio del cuerpo, ora sea bueno o malo».
2. 2.a Tim. 4:1. «Requiero yo pues delante de Dios y del Señor Jesucristo
que ha de juzgar a los vivos y a los muertos».
3. Apoc. 20:12. «y vi los muertos grandes y pequeños, que estaban
delante de Dios, y los libros fueron abiertos y otro libro fue abierto el cual
es de la Vida, y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas
en los libros, según sus obras».
CASTIGOS Y PREMIOS ETERNOS.
1. Mat. 25:46. «E irán éstos al tormento eterno, mas los justos a la
vida eterna».
2. Rom. 2:6-8. «El cual pagará n cada uno conforme a sus obras: a
los que esperando en bien hacer buscan gloria, honra e inmortalidad, la vida
eterna. Mas a los que son contenciosos, y no obedecen a la verdad, antes
obedecen a la injusticia, enojo e ira».
3. 2; Tes. 1:9. «Los cuales serán castigados de eterna perdición,
por la presencia del Señor y por la gloria de su potencia».
GRADOS DE CASTIGO Y DE RECOMPENSA
1. Daniel. 12:3. «y los entendidos resplandecerán como el resplandor
del firmamento y los que enseñan la justicia a la multitud como las estrellas a
perpetua eternidad».
2. Lucas. 12:47-48. «Porque el siervo que entendió la voluntad de su
Señor y no Se apercibió ni hizo conforme a su voluntad, será azotado mucho. Más
el que no entendió e hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco. Porque a cualquiera
que fue dado mucho, mucho será vuelto a demandar de él; Y al que encomendaron
mucho, más le será pedido».
3. 2 Cor. 9:6. «Esto empero digo: El que siembra escasamente,
también segará escasamente; y el que siembra en bendiciones, en bendiciones
también segará».
PARA ESTUDIO BIBLICO ADICIONAL
1. ¿Cómo argumenta Jesús acerca de la resurrección en Mat. 22:23-33?
2. ¿Pone Pablo el juicio de los malos mil años después de la venida
de Cristo en 2.a Tes. 1:7-10?
3. ¿El pasaje de 1.a Cor. 6:3, prueba que los ángeles buenos serán
también juzgados?
PREGUNTAS PARA REPASO
1. ¿Cómo probaría usted la resurrección corporal por el Nuevo
Testamento?
2. ¿Qué prueba bíblica hay de la resurrección de los impíos?
3. ¿Cómo difiere esta resurrección de la de los justos?
4. ¿Qué enseña la Biblia respecto al tiempo de la resurrección?
5. ¿Cómo contradeciría usted la doctrina de una doble resurrección?
6. ¿Qué prueba hay en la Escritura del juicio?
7. ¿Quién será el juez y quienes le ayudarán?
8. ¿Quiénes serán juzgados?
9. ¿Cuándo será el juicio final y cuánto durará?
10. ¿Por cuál norma serán juzgados los hombres?
11. ¿En qué consistirá el castigo de los impíos?
12. ¿Cómo puede usted probar que no tendrá fin?
13. ¿Será la nueva creación una creación enteramente nueva o una renovación
de la antigua?
14. ¿Qué será la recompensa de los justos?