¿CUÁNDO Y CÓMO REGRESARÁ CRISTO? ¿PODRÍA VENIR EN CUALQUIER MOMENTO?
EXPLICACIÓN Y BASES
BÍBLICAS
Al
comenzar la última unidad de este libro, nos volvemos a considerar eventos que
ocurrirán en el futuro. El estudio de eventos futuros se llama a menudo
«escatología «, del griego eschatos, que significa «último». Entonces, el
estudio de la escatología es el estudio de las «últimas cosas».
Los
incrédulos pueden hacer predicciones razonables sobre eventos futuros basadas
en patrones de los acontecimientos pasados, pero está claro que de acuerdo con
la naturaleza de la experiencia humana los seres humanos por sí mismos no
pueden conocer el futuro. Por lo tanto, los incrédulos no pueden poseer un
conocimiento seguro de ningún evento futuro.
Pero
los cristianos que creen en la Biblia están en una situación diferente. Aunque
no podemos conocer todo sobre el futuro, Dios conoce todas las cosas sobre el
futuro y en la Escritura nos ha comunicado los acontecimientos principales por
venir en la historia del universo. Podemos tener absoluta confianza que estos
eventos ocurran pues Dios nunca se equivoca y nunca miente.
En lo
que toca a nuestro futuro personal Como individuos, ya hemos discutido la
enseñanza de la Escritura (sobre la glorificación). El estudio de estos eventos
futuros que ocurrirán a los individuos le llaman a veces (escatología
personal». Pero la Biblia también habla acerca de ciertos eventos mayores que
afectarán al universo entero.
Específicamente,
ella nos habla de la segunda venida de Cristo, el milenio, el juicio final, el
castigo eterno para los incrédulos y la recompensa eterna para los creyentes, y
la vida con Dios en el nuevo cielo y la nueva tierra. El estudio de estos
eventos se llama a veces «escatología general». En este capítulo estudiaremos
el tema del regreso de Cristo, o su «segunda venida». Los capítulos
subsecuentes tratarán el resto de los tópicos en un estudio de las últimas
cosas.
Ha
habido muchos debates-a veces acalorados- en la historia de la iglesia sobre
cuestiones relacionadas con el futuro. En este capítulo comenzaremos con
aspectos de la segunda venida de Cristo con los cuales todos los evangélicos
están de acuerdo, y entonces al final se vuelve a una cuestión controversial:
si Cristo puede retomar en cualquier momento. Entonces, en el siguiente
capítulo discutiremos la cuestión del milenio, un tópico que ha sido una fuente
de controversia entre cristianos.
A. HABRÁ UN SÚBITO, PERSONAL, VISIBLE Y CORPORAL REGRESO DE CRISTO
Jesús
habló a menudo de su regreso. «Por eso también deben estar preparados, porque
el Hijo del hombre vendrá cuando menos lo esperen» (Mt 14: 44). Dijo: «Vendré
para llevármelos conmigo. Así ustedes estarán, donde yo esté. Ustedes ya
conocen el camino para ir adonde yo voy» On 14:3). Inmediatamente después que
Jesús ascendió al cielo, dos ángeles le dijeron a los discípulos: «Este mismo
Jesús, que ha sido llevado de entre ustedes al cielo, vendrá otra vez de la
misma manera que lo han visto irse» (HH. 1: 11).
Pablo
enseñó: «El Señor mismo descenderá del cielo con voz de mando, con voz de
arcángel y con trompeta de Dios» (1 Ts 4:16). El autor de Hebreos escribió que
Cristo «aparecerá por segunda vez, ya no para cargar con pecado alguno, sino
para traer salvación a quienes lo esperan» (Heb 9:28). Santiago escribió: «la
venida' del Señor, que ya se acerca» (Stg 5:8). Pedro dijo: «Pero el día del
Señor vendrá como un ladrón» (2ª P 3: 10). Juan escribió: «cuando Cristo venga
seremos semejantes a él» (1ª Jn 3: 2). Y el libro de Apocalipsis hace
frecuentes referencias al regreso de Cristo, y termina con la promesa» «Sí,
vengo pronto», y Juan responde: «Amén. ¡Ven, Señor Jesús!» (Ap 22:20).
Este
terna, entonces, se menciona frecuentemente a lo largo del Nuevo Testamento.
Esta
es la esperanza de la iglesia del Nuevo Testamento. Estos versículos predicen
un súbito regreso de Cristo que será dramático y visible (¡Miren que viene en
las nubes! Y todos lo verán con sus propios ojos», Ap 1: 7). Los pasajes son
demasiados explícitos como para permitir la idea (una vez popular en los
círculos protestantes liberales) de que el propio Jesús no vendrá, sino que
simplemente vendrá el espíritu de Cristo, en el sentido de que la aceptación de
sus enseñanzas y la imitación de su estilo amoroso de vida regresarían de forma
creciente a la tierra.
No son
sus enseñanzas o su manera de vivir, sino «el propio Señor» quien descenderá
del cielo (1ª Ts 4: 16). Es el mismo Jesús «que ha sido llevado de entre
ustedes al cielo» el que «vendrá otra vez de la misma manera que lo han visto
irse» (Hch 1: 11). Su aparición no será una venida meramente espiritual para
morar en los corazones de las personas, sino un regreso personal y corporal «de
la misma manera que lo han visto irse».
B. DEBEMOS ESPERAR ANSIOSOS EL REGRESO DE CRISTO
La
respuesta de Juan al final de Apocalipsis deben caracterizar los corazones de
los cristianos de todas las épocas: «Amén, ¡Ven, Señor Jesús!» (Ap 22: 20). El
verdadero cristianismo nos prepara para «vivir en este mundo con justicia,
piedad y dominio propio, mientras aguardamos la bendita esperanza, es decir, la
gloriosa venida de nuestro Dios y Salvador Jesucristo» (Tit 2:12-13).2 Pablo
dice:
«Nosotros
somos ciudadanos del cielo, de donde anhelamos recibir al Salvador, el Señor
Jesucristo» (Fil 3: 20).' El término «Maranata», en 1ª Corintios 16: 22
significa también «¡Nuestro Señor, viene!» (2ª Co 16: 22 RVR).
NOTA: El término parousia se utiliza en teología
con el significado de «segunda venida» (de Cristo). Este vocablo viene de la
palabra griega (venir) (parousia) que se usa para referirse a la segunda venida
de Cristo en Santiago 5:8 y varios otros pasajes del Nuevo Testamento. Como
parousia no es un término de uso común en inglés ordinario, no lo he empleado
en este libro.
La palabra traducida aquí como «aguardan,
(prosdechomai) tiene un matiz de ansiosa expectativa: se le atribuye a José de
Arimatea quien «también esperaba el reino de Dios» (Mr 15: 43; Lc 23: 51) y al
justo Simeón «que aguardaba con esperanza la redención de Israel (Lc: 2: 25).
¿Esperan
ansiosos los cristianos el regreso del Señor? Mientras más los cristianos
queden atrapados en el disfrute de las cosas de esta vida, y mientras más
descuiden el genuino compañerismo cristiano y su relación personal con Cristo,
menos anhelarán su regreso. Por otro lado, muchos cristianos que experimentan
sufrimientos y persecución, o que están enfermos y tienen más años, y aquellos
cuyo andar diario con Cristo es profundo y vital, sentirán un mayor anhelo por
su regreso.
Entonces,
en cierta medida, el grado en que realmente anhelemos el regreso de Cristo es
una medida de la condición espiritual de nuestras vidas en ese momento. También
da alguna medida del grado en que vemos el mundo tal cual es realmente, como
Dios 10 ve, siervo del pecado y en rebelión contra Dios, y bajo el poder del
maligno (1ª Jn 5: 19).
¿Significa
esto que no debemos emprender proyectos a largo plazo? Si un científico que es
cristiano ansiosamente espera el regreso de Cristo, ¿debe iniciar un proyecto
de diez años? ¿ü debe un cristiano comenzar un curso de tres años en un
seminario de teología o una universidad bíblica? ¿Qué si Cristo fuera a
regresar el día antes de la graduación de esa institución, antes que hubiera la
más mínima oportunidad de dedicar un monto significativo de tiempo al
ministerio real?
Ciertamente
debemos emprender actividades a largo plazo. Es precisamente por esta razón que
Jesús no nos permite conocer el verdadero momento de su regreso (ver más
adelante): quiere que nos ocupemos de obedecerle, no importa cuál sea nuestro
camino en la vida, hasta el mismo momento de su regreso. Estar «listos» para el
regreso de Cristo (Mt 24: 44) es estar obedeciéndolo fielmente en el presente,
activamente involucrados en cualquier actividad a la que nos haya llamado.
De
acuerdo con la naturaleza de la situación, como no sabemos cuándo regresará,
sin duda ese dia habrá algunos misioneros que en ese momento parten para su
campo de misión, que nunca llegarán a su destino. Habrá algunos en el último
año de su educación teológica que nunca utilizarán su entrenamiento para
pastorear una iglesia.
Habrá
algunos investigadores ofreciendo su disertación doctoral ese día, los frutos
de años de investigación que nunca se publicarán y nunca ejercerán influencia
en el mundo. Pero a todas esas personas que son cristianas, Jesús siempre les
dirá: «¡Hiciste bien, siervo bueno y fiel! Has sido fiel en lo poco; te pondré
a cargo de mucho más. ¡Ven a compartir la felicidad de tu Señor!» (Mt 25: 21).
NOTA: La palabra traducida aquí como «aguardamos»
es apekdechomai, «aguardar ansiosamente» (note su uso con este sentido en Ro 8:
19, 23; 1ª Co 1:7; Gá 5: 5).
C. NO SABERNOS CUÁNDO CRISTO VOLVERÁ
Varios
pasajes indican que no sabemos, ni podemos saber, el momento del regreso de
Cristo. «Por eso también ustedes deben estar preparados, porque el Hijo del
hombre vendrá cuando menos lo esperen» (Mt 24: 44). «Manténgase despiertos
porque no saben ni el día ni la hora» (Mt 25: 13). Por otra parte, Jesús dijo:
«Pero en cuanto al día y la hora, nadie lo sabe, ni siquiera los ángeles del
cielo, ni el Hijo, sino solo el Padre. ¡Estén alerta! ¡Vigilen! Porque ustedes
no saben cuándo llegará ese momento» (Mr 13: 32-33).
Es
evadir la fuerza de esos pasajes decir que no podemos saber el día o la hora,
pero que podemos conocer el mes o el año. Permanece el hecho que Jesús viene
«cuando menos lo esperen» (Mt 24:44), y «il la hora que no penséis» (Lc 12: 40
RVR).
En
estos versículos la palabra «hora»)tora se entiende mejor en un sentido más
general, como referencia a un momento cuando algo tendrá lugar, no
necesariamente a un período de tiempo de sesenta minutos).
El
objetivo de estos pasajes es que Jesús nos dice que no podemos saber cuándo él
regresará. Como vendrá en un momento inesperado, debemos estar listos en todo
momento para su regreso.
El
resultado práctico de esto es que todo el que alega conocer específicamente
cuándo regresa Jesús debe ser considerado equivocado. Los Testigos de Jehová
han hecho muchas predicciones de fechas específicas para el regreso de Cristo,
y todas ellas han resultado estar equivocadas.
Pero
otros en la historia de la iglesia han hecho también esas predicciones, a veces
afirmando tener un nuevo entendimiento de las profecías bíblicas, y en
ocasiones haber recibido revelaciones personales del propio Jesús que indican
el momento de su regreso.
Y es
desafortunado que muchos hayan sido engañados por estas afirmaciones, debido a
que si las personas están convencidas que Cristo regresará (por ejemplo) en un
mes, comenzarán a retirarse de todos los compromisos de largo plazo. Sacarán a
sus hijos de la escuela, venderán sus casas, renunciarán a sus empleos y
dejarán de trabajar en cualquier proyecto de largo plazo sea en la iglesia o en
algún otro lugar.
Puede
que inicialmente sientan un creciente celo por la evangelización y la oración,
pero la naturaleza irracional de su conducta contrarrestará cualquier impacto
evangelística que puedan ejercer. Por otro lado, simplemente están
desobedeciendo la enseñanza de la Escritura de que la fecha del regreso de
Cristo no puede conocerse, lo que significa que hasta sus oraciones y
compañerismo con Dios se dañarán también.
Todo
el que afirme conocer la fecha en que Cristo regresará -no importa la fuente-
se debe rechazar como alguien equivocado.
NOTA: Su intento de salvar la cara aduciendo que
Jesús regresó realmente el 1 de octubre de 1914, de una forma invisible, es
incorrecto pues niega la naturaleza visible y corporal del regreso de Cristo
que se especifica con tanta claridad en varios pasajes citados arriba.
Aun en el «ilustrado» siglo XX, tales alarmas
podían convencer a mucha gente. En el verano de 1988 un antiguo especialista en
cohetes con credenciales académicas impresionantes circuló un folleto alegando
que Jesús retornaría en 12 de septiembre de 1988, y decenas de miles de copias
del libro le dieron la vuelta a Estados Unidos y varias partes del mundo. Me
sorprendió descubrir que algunos amigos cristianos por lo demás sobrios lo
habían leído y estaban alarmados, y escuchar que algunos cristianos de nuestra
comunidad habían sacado a sus hijos de la escuela a fin de estar juntos como
una familia cuando volviera Cristo.
Cuando la predicción falló, el autor, Edgar
Whisenant, revisó su predicción diciendo que sus cálculos estaban equivocados
por un año y que en su lugar Cristo retomaría el1 de septiembre de 1989 (un día
más tarde o más temprano), o, si no entonces, en Rosh Hashanah de 1990 o 1991 o
1992, o, a más tardar, en septiembre 15-17 de 1993. Por supuesto que estas
predicciones también fallaron. Pero se interrumpieron muchas vidas y muchas
personas alentaron falsas expectativas suscitadas y luego quebradas por la
publicación de este folleto y sus secuelas.
D. TODOS LOS EVANGÉLICOS CONCUERDAN SOBRE LOS RESULTADOS ÚLTIMOS DEL
REGRESO DE CRISTO
No
importa cuáles sean sus diferencias sobre los detalles, todos los cristianos
que aceptan la Biblia como su autoridad máxima concuerdan que el resultado
final y último del regreso de Cristo será el juicio de los incrédulos y la
recompensa final de los creyentes, y que éstos vivirán con Cristo en un nuevo
cielo y una nueva tierra por toda la eternidad.
Dios
Padre, Hijo y Espíritu Santo reinará y será adorado en un reino eterno donde no
habrá más pecado, pena ni sufrimiento. Discutiremos estos detalles más
ampliamente en los siguientes capítulos.
E. HAY DESACUERDO SOBRE LOS DETALLES DE LOS EVENTOS FUTUROS
A
pesar de todo, los cristianos difieren sobre los detalles específicos que
conducen y siguen inmediatamente al regreso de Cristo. Ellos difieren específicamente
sobre la naturaleza del milenio y la relación del regreso de Cristo con el
milenio, la secuencia del regreso de Cristo y el período de la gran tribulación
que vendrá sobre la tierra, y la cuestión de la salvación del pueblo judío (y
de la relación entre los judíos salvos y la iglesia).
Antes
que examinemos algunas de estas cuestiones con más detalle, es importante
subrayar la posición genuinamente evangélica de aquellos que sostienen
diferentes posiciones sobre estas cuestiones. Todos los evangélicos que
sostienen estas distintas posiciones concuerdan que la Escritura está libre de
errores, y tienen el compromiso de creer todo lo que la Escritura enseña.
Sus
diferencias tienen que ver con la interpretación de varios pasajes relacionados
con estos acontecimientos, pero sus diferencias sobre estos temas deben ser
vistas como cuestiones de importancia secundaria, no como diferencias sobre
cuestiones doctrinarias fundamentales.
A
pesar de todo, vale la pena que dediquemos tiempo al estudio de estas
cuestiones con más detalle, porque podemos obtener una mejor comprensión de la
naturaleza de estos eventos que Dios ha planeado y nos ha prometido, y porque
todavía hay esperanza de que se produzca una mayor unidad en la iglesia cuando
acordemos examinar estos temas de nuevo con más detalle y nos empeñemos en
discutirlos como se debe.