INTRODUCCIÓN
La
posición propugnada en este libro es el premilenarismo histórico. Los
argumentos en contra de la posición premilenaria han sido presentados en lo
esencial en los argumentos a favor del amilenarismo y) posmilenarismo, y por lo
tanto no se los repetirá aquí en una sección aparte, pero objeciones
incidentales a estos argumentos serán consideradas en su transcurso.
1. Varios pasajes del Antiguo Testamento no parecen ajustarse ni a la era
presente ni al estado de eternidad. Estos pasajes indican alguna etapa futura
en la historia de la redención que es muy superior a la presente era de la
iglesia pero que aun no ve la remoción de todo pecado, rebelión y muerte de la
faz de la tierra.
Hablando
de Jerusalén en algún futuro momento, Isaías dice:
Nunca Más Habrá En Ella Niños Que Vivan Pocos Días, Ni Ancianos Que No
Completen Sus Años. El Que Muera A Los Cien Años Será Considerado Joven; Pero
El Que No Llegue A Esa Edad Será Considerado Maldito. (Is 65: 20)
Aquí
leemos que no habrá más infantes que mueran en la niñez, ni hombres viejos que
mueran prematuramente, algo muy diferente a esta era presente. Pero la muerte y
el pecado estarán todavía presentes, porque el niño que tiene cien años debe
morir, y el pecador que tiene cien años «será considerado maldito».
En el
amplio contexto de este pasaje puede que se entremezclen del milenio y del
estado de eternidad (cE vv. 17,25), pero está en la naturaleza de la profecía
del Antiguo Testamento no distinguir entre eventos futuros, exactamente como
estas profecías no distinguen entre la primera y la segunda venida de Cristo.
Por lo tanto, en un contexto más amplio puede haber elementos mezclados, pero
se mantiene el asunto de que este único elemento (los infantes y ancianos que
viven mucho, el niño que muere a los cien años, y el pecador que será maldito)
indica un tiempo específico en el futuro diferente a la edad presente.
Isaías
parece predecir un reino milenario en otro lugar cuando dice:
El Lobo Vivirá Con El Cordero, El Leopardo Se Echará Con El Cabrito, Y
Juntos Andarán El Ternero Y El Cachorro De León, Y Un Niño Pequeño Los Guiará.
La Vaca Pastará Con La Osa, Sus Crías Se Echarán Juntas, Y El León Comerá Paja
Como El Buey.
Jugará El Niño De Pecho Junto A La Cueva De La Cobra, Y El Recién
Destetado Meterá La Mano En El Nido De La Víbora. No Harán Ningún Daño Ni
Estrago En Todo Mi Monte Santo, Porque Rebosará La Tierra Con El Conocimiento
Del Señor Como Rebosa El Mar Con Las Aguas (Is 11: 6-9)
Este
pasaje habla claramente de una momentánea renovación de la naturaleza que nos
lleva mucho más allá de la era presente, un tiempo cuando «rebosará la tierra
con el conocimiento del Señor como rebosa el mar con las aguas» (v. 9). Pero en
el verso inmediatamente siguiente Isaías dice:
En Aquel Día Se Alzará La Raíz De Isaí Como Estandarte De Los Pueblos;
Hacia Él Correrán Las Naciones, Y Glorioso Será El Lugar Donde Repose. En Aquel
Día El Señor Volverá A Extender Su Mano Para Recuperar El Remanente De Su
Pueblo, A Los Que Hayan Quedado En Asiria, En Egipto, Patras Y Cus. (Is 11:
10-11)
Aquí
algunos todavía buscan al Mesías y se acercan aparentemente a la salvación, y
también aquí el Señor todavía congrega el remanente de su pueblo desde varias
naciones de la tierra. Por lo tanto, no parece que el estado de eternidad ha
comenzado, pero los percances de la naturaleza exceden con mucho todo lo que
ocurrirá en esta era presente. ¿No indica esto un futuro reino milenario?
El
Salmo 72 parece ir más allá de una descripción del reinado de Salomón para
predecir las glorias del reino del Mesías:
Que Domine El Rey De Mar A Mar, Desde El Río Éufrates Hasta Los Confines
De La Tierra. Que Se Postren Ante Él Las Tribus Del Desierto; ¡Que Muerdan El
Polvo Sus Enemigos! Que Le Paguen Tributo Los Reyes De Tarsis Y De Las Costas
Remotas; Que Los Reyes De Sabá Y De Seba Le Traigan Presentes; Que Ante Él Se
Inclinen Todos Los Reyes; ¡Que Le Sirvan Todas Las Naciones! Él Librará Al
Indigente Que Pide Auxilio, Y Al Pobre Que No Tiene Quien Lo Ayude.
Se Compadecerá Del Desvalido Y Del Necesitado, Y A Los Menesterosos Les
Salvará La Vida. Los Librará De La Opresión Y La Violencia, Porque Considera
Valiosa Su Vida. (Sal 72: 8-14)
Este
pasaje ciertamente habla de un gobierno mesiánico mucho más amplio que el
experimentado por David y Salomón, porque este reino mesiánico «hasta los
confines de la tierra» y lo servirán «todas las naciones» (vv. 8, 11; note que
el salmo también dice en el v. 5: «Que viva el rey por mil generaciones, lo
mismo que el sol y la luna»). Este será un reino justiciero, de justicia-pero
ciertamente no será el estado de eternidad.
Todavía
existirá «el indigente que pide auxilio» y «el pobre que no tiene quien lo
ayude» (vv. 12-14). Todavía habrá enemigos «que muerdan el polvo» bajo el
gobierno de este Rey justiciero (v. 9). Todo esto habla de una era muy
diferente de la era presente pero menos que el estado de eternidad en el que no
hay más pecado ni sufrimiento.
Zacarías
también profetiza que viene una era en la que hay una gran transformación en la
tierra, en la que el Señor es Rey sobre toda la tierra, y en la que todavía hay
rebelión y pecado, y muerte:
Entonces
vendrá el Señor mi Dios, acompañado de todos sus fieles. En aquel día
excepcional, que sólo el Señor conoce: no tendrá día ni noche, pues cuando
llegue la noche, seguirá alumbrando la luz. En aquel día fluirá agua viva desde
Jerusalén, tanto en el verano como en invierno. Yuna mitad correrá hacia el Mar
Muerto, y la otra hacia el mar Mediterráneo. El Señor reinará sobe toda la
tierra. En aquel día el Señor será el único Dios, y su nombre será el único
nombre.
NOTA: Algunas versiones bíblicas, como la NASB y la
RSV toman estas afirmaciones no como predicciones sino como oraciones. Pero en
ambos casos este salmo muestra el ansia de un gobernante mesiánico que algún
día dominaría «hasta los confines de la tierra».
Esta
será la plaga con la que el Señor herirá a todos los pueblos que pelearon
Contra Jerusalén. Se les pudrirá la carne en vida, se les pudrirán los ojos en
las cuencas, y se les pudrirá la lengua en la boca y se recogerán las riquezas
de todas las naciones vecinas, y grandes cantidades de oro y plata y de ropa.
Entonces Los Sobrevivientes De Todas Las Naciones Que Atacaron A
Jerusalén Subirán Año Tras Año Para Adorar Al Rey, Al Señor Todopoderoso, Y
Para Celebrar La Fiesta De Las Enramadas. Si Alguno De Los Pueblos De La Tierra
No Sube A Jerusalén Para Adorar Al Rey, Al Señor Todopoderoso, Tampoco Recibirá
Lluvia. (Zac 14: 5-17)
Otra
vez aquí la descripción no se ajusta a la era presente, pues el Señor es Rey
sobre toda la tierra en esta situación. Pero esto tampoco se ajusta al estado
de eternidad, porque la desobediencia y la rebelión contra el Señor están
claramente presentes. Se podría objetar que esta es una típica profecía del
Antiguo Testamento en la que se unen distintos eventos futuros que la visión
del profeta no distingue, pese a que pueden estar separados por largos períodos
cuando realmente ocurran.
No
obstante, es dificil hacer esa distinción en este pasaje porque se trata de una
rebelión específica contra el Señor que es Rey sobre toda la tierra que se
castiga con estas plagas y la falta de lluvia.
2. También hay otros pasajes del Nuevo Testamento, aparte de Apocalipsis
20, que sugieren un futuro milenio. Cuando el Señor Jesús resucitado habla a la
iglesia de Tiatira, dice: «Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin,
yo le daré autoridad sobre las naciones, y las regirá con vara de hierro, y
serán quebradas como vaso de alfarero, como yo también la he recibido de mi
Padre» (Ap 2; 26-27).
La
simbología que se usa (reinar con una vara de hierro; quebrar vasos de
alfarero) implica un gobierno fuerte sobre los rebeldes. ¿Pero cuándo los
creyentes que triunfen sobre el mal participarán en este gobierno? La idea se
ajusta bien a un futuro reino milenario cuando los santos glorificados reinen
con Cristo sobre la tierra, pero no se ajusta bien a ningún momento de la era
presente o del estado de eternidad. (La idea de gobernar las naciones «con vara
de hierro» también se encuentra en Apocalipsis 12: 5-6 y 19: 15.)
Cuando
Pablo habla de la resurrección, dice que cada persona recibirá un cuerpo
resucitado, cada uno en su debido orden: «Cristo, las primicias; después (eita)
cuando él venga, los que les pertenecen. Entonces (epeita) vendrá el fin,
cuando el entregue el reino a Dios el Padre, luego de destruir todo dominio,
autoridad y poder.
Porque
es necesario que Cristo reine hasta poner a todos sus enemigos debajo de sus
pies» (1ª Ca 15: 23-25). Las dos palabras traducidas «entonces» en este pasaje
(epeita y eita) tienen el sentido de «después de», no el sentido de «al mismo
tiempo».
Por
consiguiente el pasaje le ofrece algún apoyo a la idea que, justo como hay un
intervalo de tiempo entre la resurrección de Cristo y su segunda venida cuando
nosotros recibamos un cuerpo resucitado (v. 23), de manera que hay un intervalo
de tiempo entre la segunda venida de Cristo y «el fin» (v. 24), cuando Cristo
entregue el reino al Padre tras haber reinado durante un tiempo y puesto a
todos sus enemigos debajo de sus pies."
3. Con
cierto número de otros pasajes de trasfondo que apuntan o claramente sugieren
un tiempo futuro mucho más grandioso que la era presente pero menos que el
estado de eternidad, resulta entonces apropiado examinar Apocalipsis 20 una vez
más. Aquí hay varias afirmaciones que se entienden mejor como referidas a un
futuro reinado terrenal de Cristo anterior al juicio futuro.
A. La
atadura y encierro de Satanás en el abismo (v. 2-3) implican una restricción
mucho mayor de su actividad que lo que conocemos en esta era presente (vea la
discusión arriba, bajo amilenarismo).
B. La declaración de que aquellos que fueron fieles «vivieron» (v. 4) se
interpreta mejor como referida a una resurrección corporal, pues el siguiente
versículo dice: «Ésta es la primera resurrección». El verbo ezesan, «volver a
vivir», es el mismo verbo y fa misma forma verbal que se utiliza en Apocalipsis
2: 8, donde Jesús se identifica a sí mismo como «el que murió y ve) volvió a
vivir», una obvia referencia a su resurrección.
C. En una
interpretación premilenario, el reinado de Cristo (en Ap 20:4) es algo todavía
futuro, no algo que ocurre ahora (como aducen los amilenarios). Esto es
consistente con el resto del Nuevo Testamento, donde se nos dice a menudo que
los creyentes reinarán con Cristo y se les dará autoridad por él para reinar
sobre la tierra (vea Lc 19: 17, 19; 1ª Co 6: 3; Ap 2: 26-27; 3: 21).
Pero
en ningún otro lugar la Escritura dice que los creyentes en el estado
intermedio (entre su muerte y el regreso de Cristo) están reinando con Cristo o
compartiendo su gobierno con él. De hecho, Apocalipsis describe primero a los
santos en el cielo antes que Cristo regrese esperando bajo el altar y clamando
a gran voz al Señor que comience a juzgar a los impíos sobre la tierra (Ap
6:9-10). En ningún lugar se dice que los cristianos ya reinan con Cristo.
Aquellos
que vuelven a vivir y reinan con Cristo en Apocalipsis 20 incluyen a gente «que
no habían adorado a la bestia ni a su imagen y que no recibieron la marca en
sus frentes» (Ap 20: 4). Esta es una referencia a aquellos que no se rindieron
ante las persecuciones de la bestia de que se habla en Apocalipsis 13: 1-18).
Pero
si la severidad de la persecución descrita en Apocalipsis 13 nos lleva a
concluir que la bestia no ha aparecido aun sobre el escenario mundial, sino que
esto es algo futuro, entonces la persecución de esta bestia es también futura.
y si esta persecución es aun futura, entonces la escena de Apocalipsis 20 donde
aquellos «que no habían adorado la bestia y no recibieron la marca en sus
frentes» (Ap 20: 4) también es futura. Esto significa que Apocalipsis 20: 1-6
no describe la presente era de la iglesia sino se entiende mejor como referida
a un futuro reino milenario de Cristo.
Estas
consideraciones se combinan para plantear un caso a favor del premilenarismo.
Si
estamos convencidos de esta posición, es realmente una cuestión incidental si
el período de mil años se concibe como mil años literales o simplemente como un
período prolongado de tiempo de duración indeterminada. Y aunque puede que no
tengamos muy claros todos los detalles de la naturaleza del milenio, podemos
estar razonablemente seguros que habrá un futuro reinado terrenal de Cristo que
será notablemente diferente de esta era presente.
NOTA: El pasaje aun describe las bendiciones en
términos de los sacrificios del antiguo pacto y menciona la fiesta de las
Enramadas, un festival del viejo pacto. Esta era la terminología y la
descripción de que disponía el pueblo de ese dia, pero el Nuevo Testamento
puede permitir una realización mayor (espiritual) de cierto número de estos
detalles.
La palabra griega eita significa «enseguida» o
«después» o (luego) (vea Mr 4: 17.28; 1Ca 15:5. 7; 1 Ti 2: 13). No siempre
indica una secuencia temporal porque también puede introducir el siguiente
asunto o argumento en una progresión lógica pero al narrar sucesos históricos
indica 'algo que ocurre después de otra cosa (vea BAGO. pp. 233-34; también
LSJ, p. 498: «utilizada para denotar la secuencia de un acto o estado encima de
otro entonces, a continuación.
En ambos casos entiendo el aoristo de indicativo
ezesan cama un aoristo incipiente. que marca el comienzo de una acción.